Paisaje. Entorno y contexto

El proyecto comisariado por Juan Francisco Rueda reúne a una veintena de artistas andaluces de distintas generaciones
La exposición colectiva Paisaje. Entorno y contexto, comisariada por Juan Francisco Rueda, ha sido la encargada de la reapertura del Museo de Arte Contemporáneo Fernando Centeno, tras las recientes mejoras del espacio expositivo. En la muestra, que estará hasta el próximo 20 de mayo, participan una veintena de artistas andaluces de distintas generaciones.
La muestra se consagra al género de paisaje, que es aquí modulado por las distintas sensibilidades estéticas, intereses y disciplinas artísticas que poseen los 24 creadores seleccionados. De este modo, la imagen de la naturaleza se registra y recrea en soportes y medios tan distintos como pintura, fotografía, escultura, instalación, dibujo, vídeo, intervención urbana o vídeo mapping.
El conjunto de obras es una mirada al contexto artístico andaluz. Los artistas que participan en la colectiva tienen al paisaje y a la Naturaleza como elementos habituales en sus trabajos, en algunos casos entregándose en exclusiva a ellos, convirtiéndolos en esenciales de sus estrategias o poéticas. El paisaje se convierte no sólo en registro o representación de la Naturaleza, sino que también pasa a ser soporte o medio para desembocar en cuestiones de orden autobiográfico, vivencial, político, cultural, metafísico o alegórico de la propia creación artística.
Paisaje. Entorno y contexto va más allá de las salas del museo, se expande en el espacio urbano gracias a una intervención pictórica que Julio Anaya Cabanding ha realizado en la última casa de la Plaza de la Constitución. Anaya recrea, generando un trampantojo, la pintura Vista del Castillo de Gaucín (1849), de Genaro Pérez Villaamil, una de las cimas de la pintura de paisaje romántico que se encuentra en el Museo Nacional del Prado.
Las obras de Ramón David Morales, Matías Sánchez, José María Escalona o Noelia García Bandera, desde perspectivas y disciplinas distintas, hablan de la imagen de la Naturaleza como una interpretación que viene a transformarla.
Un Oleorama de Javier Valverde evidencia cómo el artista fragmenta y decide sobre lo que lleva al lienzo, convirtiéndose en imagen de esa Naturaleza. Las piezas de Miguel Ángel Moreno Carretero, una sucesión de lascas de pizarra dibujan el perfil de una cordillera, dialogan con la obra de Javier Palacios, en la que un amasijo de piedras genera una extraña construcción.
Otro grupo de obras alude a la presencia humana y la modificación del espacio natural. Las fotografías de AAron y Antonio Navarro nos hablan de experiencias en ese entorno. José Medina Galeote decide crear una suerte de cartografía de su propio estudio gracias a un frottage de óleo sobre el suelo rugoso, lo que genera la ilusión de un paisaje árido y rocoso. También en la Naturaleza se hallan Moreno&Grau, y Arturo Comas transita por ella escenificando el humor y la poética del absurdo que le vienen caracterizando.
En la parcela pictórica, la exposición reúne una extensa nómina de artistas que evidencian múltiples maneras de acercarse al paisaje. Desde la depuración de éste aplicándole un orden geométrico que revela lo esencial, como hace Ramón David Morales con una obra como Puente romano, hasta el lirismo de los paisajes de Miguel Gómez Losada, nostálgicas evocaciones que ponen en juego la memoria, pasando por el vivencial ejercicio de Medina Galeote, que convierte el escenario natural, con su característico lenguaje de trazos y cebreados, en una metáfora de las angustias y ansiedades que la profesión de artista genera en su persona. Y junto a estos, la densidad e intensidad de los bosques de Antonio Montalvo, o la alta montaña que pinta Irene Sánchez Moreno.
La resonancia de una Naturaleza que manifiesta su fuerza la hallamos en los dibujos de Jesús Zurita. Y la Naturaleza inerte y desolada se acentúa hasta llegar a una especie de decrepitud en las obras de Francisco Peinado y Javier Artero, que basculan entre lo apocalíptico y -nuevamente- lo sublime.
Otro escenario marcado por la angustia, pero también por la resistencia, es el que toma Juan Carlos Robles. Catarsis recoge una intervención videográfica que el artista realizó en 2013 sobre la fachada del Banco de España en el Paseo del Parque de Málaga.
José García Vallés y Cristina Lama, desde distintas perspectivas, avistan el paisaje como algo que se construye y reduce a formas geométricas; Vallés a través de un video mapping sobre una escultura; Lama, por su parte, desde su característica pintura ingenuista y expresiva.
Algunas obras, como las fotografías de Juan del Junco nos acercan al imaginario de lo andaluz, de su simbolismo, de su paisaje, de su exuberante y variada riqueza natural y de su patrimonio inscrita en ella. Justamente, una de estas piezas, la diminuta maqueta del relieve de Andalucía, de Moreno Carretero, se contrapone a una enorme pieza cerámica de suelo de Paloma de la Cruz. La artista convierte la tela que descansa en el suelo en una suerte de espacio, quizás la metafórica representación de lo femenino como paisaje.
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