Pintar imaginarios

«Pintar imaginarios» es una realidad en el Pueblo Museo

La programación cultural de Genalguacil no descansa durante todo el año ni tampoco los veranos en los que se ausentan los Encuentros de Arte, debido a su celebración bienal. En la jornada cultural de Arte Vivo 2018 fue protagonista el proyecto expositivo «Pintar Imaginarios», comisariado por el malagueño Juan Francisco Rueda y desarrollado por los artistas Arancha Goyeneche y Fernando Renes.

La exposición en el Museo de Arte Contemporáneo ‘Fernando Centeno’ fue todo un éxito, pero una de las partes más interesantes han sido las intervenciones realizadas en las calles del pueblo, en unas ubicaciones específicas interpelando a la población a través de las metáforas que los artistas han construido jugando con el paisaje natural y urbano. Con esta propuesta de tipo relacional, Juan Francisco Rueda pone de manifiesto la necesidad de superar los límites del museo, aproximando la creación contemporánea a la gente, pero partiendo siempre desde el respeto absoluto hacia ésta y hacia los espacios que diariamente transitan.

Los creadores Goyeneche y Renes han utilizado en las piezas elementos tradicionales como el azulejo ornamental o la cerámica popular, además de practicar la llamada pintura expandida, llevar a cabo una experimentación pictórica con soportes visuales propiamente no pictóricos. Así mismo, plantean un inteligente discurso que desde una perspectiva contemporánea habla sobre las imágenes que configuran el subconsciente colectivo del pueblo español, y en concreto el andaluz.

Arancha Goyeneche ha utilizado vinilos industriales autoadhesivos de distintos colores para crear sus composiciones geométricas, una propuesta que trasciende lo loca, remitiéndonos también a otras experiencias decorativas abstracto geométricas de la Historia del arte. Su interés por el tema nace a raíz de una visita a la Casa de Pilatos (Sevilla), en la que descubre los magníficos patios alicatados con azulejos de inspiración mudéjar. En su obra siempre subyacen referencias emocionales al paisaje vivido, como en la serie “Paisajes Fragmentados”, compuesta por dos piezas lumínicas, “Amanecer en Llamas” y “La siega” (2015), que oscilan entre lo pictórico, lo escultórico y lo instalativo, y dos fotografías de las anteriores intervenidas con vinilos adhesivos, “Atardecer violeta” y “Después de la tormenta” (2015).

Fernando Renes, con el paisaje como parte imprescindible del imaginario popular y personal, trabaja con soportes de raigambre tradicional como la cántara moruna, el azulejo o los citados lebrillos, y también desarrolla técnicas de la tradición alfarera como la loza o cerámica de fajalauza, originariamente elaborada en el barrio granadino del Albaicín. Pero los temas que inundan estas piezas no provienen de la tradición decorativa andaluza, sino que ilustran y describen cuestiones políticas, sociales, culturales, personales… del pasado y el presente. Podríamos decir que en el ejercicio artístico de Renes confluyen la historia y la intrahistoria, los relatos oficiales y los microrelatos, siempre desde una perspectiva fundamentalmente crítica e irónica.

Esta vertiente más crítica convive con otra más personal y emotiva, en la que el artista habla de sí mismo, de sus memorias familiares y de los hitos folclóricos o históricos que han marcado su propio bagaje y configurado su patrimonio íntimo. Dentro de la producción de Renes, cabría destacar la serie de dibujos “Estatuas Parlantes” (2014) en los que el artista reproduce pictóricamente una serie de esculturas romanas públicas que servían como propaganda política y que eran quebrantadas por las frases de protesta del pueblo romano.

Técnicas propias de creación

Goyeneche elabora sus piezas pictóricas usando la técnica escultórica del assemblage, mientras que Fernando pinta esculturas y recrea imágenes pictóricas sobre objetos artesanales, nimbándolos con el halo escultórico.  Las múltiples reflexiones que esta exposición plantea la convierten en un interesante y complejo proyecto poliédrico que dialoga a la perfección con el pueblo, pero que podría ubicarse en cualquier otro centro urbano de arte contemporáneo. Éste es, sin duda, uno de los aspectos más destacables de la misma, su capacidad para hablar de lo grande a través de lo pequeño, de lo universal a través de lo cotidiano.

 

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